SANTA MISA
SEGUNDO DÍA DEL CONGRESO EUCARÍSTICO INTERNACIONAL
POR LAS VOCACIONES A LAS ÓRDENES SAGRADAS
CELEBRADA POR SER
PABLO CARD. RUDELLI
XVII.VI.MMXXV
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
ANTES QUE TE FORMARAS
DENTRO DEL VIENTRE DE TU MADRE,
ANTES QUE TÚ NACIERAS
TE CONOCÍA TE CONSAGRÉ.
PARA SER MI PROFETA
DE LAS NACIONES YO TE ESCOGÍ,
IRÁS DONDE TE ENVÍE,
LO QUE TE MANDE PROCLAMARÁS.
TENGO QUE GRITAR, TENGO QUE ARRIESGAR,
¡AY DE MÍ SI NO LO HAGO!
CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO NO HABLAR
SI TU VOZ ME QUEMA ADENTRO.
TENGO QUE ANDAR, TENGO QUE LUCHAR,
¡AY DE MÍ SI NO LO HAGO!
CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO NO HABLAR
SI TU VOZ ME QUEMA ADENTRO.
NO TEMAS ARRIESGARTE
PORQUE CONTIGO YO ESTARÉ,
NO TEMAS ANUNCIARME
PORQUE EN TU BOCA YO HABLARÉ.
TE ENCARGO HOY MI PUEBLO
PARA ARRANCAR Y DERRIBAR,
PARA EDIFICAR
DESTRUIRÁS Y PLANTARÁS. ℟.
DEJA A TUS HERMANOS,
DEJA A TU PADRE Y A TU MADRE,
ABANDONA TU CASA
PORQUE LA TIERRA GRITANDO ESTÁ.
NADA TRAIGAS CONTIGO
PORQUE A TU LADO YO ESTARÉ,
ES HORA DE LUCHAR
PORQUE MI PUEBLO SUFRIENDO ESTÁ. ℟.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟. Amén.
La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Jesucristo, el justo, intercede por nosotros y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro espíritu al arrepentimiento, ·para acercarnos a la mesa del Señor.
Pausa de silencio.
El sacerdote dice:
Señor, ten misericordia de nosotros.
℟. Porque hemos pecado contra ti.
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
℟. Y danos tu salvación.
El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟. Amén.
SEÑOR, TEN PIEDAD
SEÑOR, TEN PIEDAD DE NOSOTROS, SEÑOR,
SEÑOR, TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
CRISTO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
CRISTO, TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
SEÑOR, TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
SEÑOR, TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
SEÑOR, TEN PIEDAD,
SEÑOR, PIEDAD.
SEÑOR, TEN PIEDAD,
SEÑOR, PIEDAD.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oh Dios, que quisiste proveer de pastores a tu pueblo, derrama sobre tu Iglesia el espíritu de piedad y fortaleza, que suscite dignos ministros de tu altar y los haga testigos valientes y humildes de tu Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espiritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(2 Cor 8, 1-9)
Cristo, siendo rico, se hizo pobre por ustedes.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Les informamos, hermanos, de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia: en las pruebas y tribulaciones ha crecido su alegría, y su pobreza extrema se ha desbordado en tesoros de generosidad.
Puesto que, según sus posibilidades, se lo aseguro, e incluso por encima de sus posibilidades, con toda espontaneidad nos pedían insistentemente la gracia de poder participar en la colecta en favor de los santos.
Y, superando nuestras expectativas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor y además a nosotros, conforme a la voluntad de Dios.
En vista de eso, le pedimos a Tito que concluyera esta obra de caridad entre ustedes, ya que había sido él quien la había comenzado.
Y lo mismo que sobresalen en todo —en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que les hemos comunicado—, sobresalgan también en esta obra de caridad.
No se lo digo como un mandato, sino que deseo comprobar, mediante el interés por los demás, la sinceridad de su amor.
Pues conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes para enriquecerlos con su pobreza.
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 146(145),2.5-6.7.8-9a (R. 1b))
℟. Alaba, alma mía, al Señor.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. ℟.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. ℟.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. ℟.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. ℟.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
¡GLORIA A TI SEÑOR, ALELUYA!, ¡GLORIA A TI SEÑOR!
SEÑOR.
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
EVANGELIO
(Mt 5,43-48)
Amen a sus enemigos
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Mateo.
℟. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Han oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo les digo: amen a sus enemigos y recen por los que los persiguen, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan solo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto».
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego se hace la homilía.
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFERTORIO
LLEVEMOS AL SEÑOR, EL VINO Y EL PAN
LLEVEMOS AL ALTAR, LA VIÑA Y TRIGAL.
/EL SEÑOR NOS DARA, EL NOS DARA SU AMISTAD/
LLEVEMOS AL SEÑOR, PUREZA Y AMOR
LLEVEMOS AL ALTAR, JUSTICIA, HERMANDAD ℟.
LLEVEMOS AL SEÑOR, TRABAJO Y DOLOR
LLEVEMOS AL ALTAR, OFRENDAS DE PAZ ℟.
Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.
Después, de pie en el centro del aftar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Acepta, Señor, las oraciones y ofrendas de tu pueblo y haz que los dispensadores de tus misterios sean cada vez más numerosos y perseveren siempre en tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
PARA DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS II
Dios guía a su Iglesia por el camino de salvación
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, creador del mundo y fuente de toda vida:
Porque no abandonas nunca la obra de tu sabiduría sino que obras con tu providencia en medio de nosotros. Guiaste a tu pueblo Israel por el desierto con mano poderosa y brazo extendido; ahora acompañas a tu Iglesia, peregrina en el mundo, con la fuerza constante del Espíritu Santo y la conduces por el camino de la vida temporal hacia el gozo eterno de tu reino, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, también nosotros con los ángeles y los santos, cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar:
SANTO
/SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO.
LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA./
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO, HOSANNA.
/BENDITO ES EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR./
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO, HOSANNA.
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP
Santo eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de la vida. Bendito es, en verdad, tu Hijo, que está presente en medio de nosotros cuando somos congregados por su amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC
Por eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu Espíritu Santo para que santifique estos dones de pan y vino,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y ✠ la Sangre
Junta las manos.
de Jesucristo, nuestro Señor.
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor deben pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
Él mismo, la víspera de su Pasión, en la noche de la Última Cena,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, te dio gracias y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.
Luego dice:
CP
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
℟. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC
Por eso, Padre Santo, al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador, a quien por su pasión y muerte en cruz llevaste a la gloria de la resurrección y lo sentaste a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición.
Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia, en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo que se nos ha confiado, y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor, ser contados ahora y por siempre entre en número de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.
C1
Fortalécenos en la unidad, Señor, a los que hemos sido invitados a tu mesa: para que con nuestro Papa Clemente, y nuestro Obispo Luis Mario, con los demás obispos, presbíteros y diáconos, y todo tu pueblo, caminemos por tus sendas en al fe y la esperanza, y manifestemos al mundo la alegría y la confianza.
C2
Acuérdate de nuestros hermanos (N. y N.), que se durmieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste: admítelos a contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida en la resurrección.
Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo, concédenos, también, llegar a la morada eterna donde viviremos siempre contigo y allí, con santa María, la Virgen Madre de Dios, con los apóstoles y los mártires, (con san N. santo del día o patrono) y en comunión con todos los santos, te alabaremos y te glorificaremos
Junta las manos.
por Jesucristo, Señor nuestro.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
CP o CC
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la paz como signo de reconciliación.
CORDERO DE DIOS
CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS, SEÑOR, TEN PIEDAD.
TEN PIEDAD DE NOSOTROS, SEÑOR.
CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO,
/TEN PIEDAD DE NOSOTROS./
CORDERO DE DIOS, QUE QUITAS EL PECADO,
DANOS LA PAZ.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
(Eres tu, Jesús)
ERES TU JESÚS, ERES TÚ.
ERES TÚ EN UN TROZO DE PAN,
Y EN UN POCO DE VINO.
QUE ALEGRÍA ENCONTRARTE JESÚS EN TU VINO Y TU PAN
OH SEÑOR QUE CONSUELO SABER, QUE ME AMAS.
ERES TÚ LA PALABRA DE DIOS, LA ETERNA PALABRA DE DIOS
Y HAS QUERIDO VENIR A MORAR, EN MI PECHO. ℟.
ERES TU OH PRINCIPIO Y FIN MANANTIAL DE LA VIDA.
ERES TU LUZ DE LUZ DIOS DE DIOS, VERDADERO.
ERES TU OH MILAGRO DE AMOR, OH ETERNO MILAGRO DE AMOR.
ERES TU MI SEÑOR Y MI DIOS, MI ALIMENTO. ℟.
CUANTO AMOR AL NACER EN BELÉN DE MARÍA LA VIRGEN.
AL ANDAR LOS CAMINOS DEL HOMBRE Y LLAMARLE TU AMIGO.
OH CORDERO DE DIOS CUANTO AMOR, CUANTO AMOR AL MORIR EN LA CRUZ.
CUANTO AMOR AL QUERER COMPARTIR, TÚ VICTORIA. ℟.
SOLO EN TI OH SEÑOR DEL AMOR QUE COMPRENDE Y PERDONA.
SOLO EN TI OH JESÚS HAY AMOR, VERDADERO.
OH JESÚS QUIERO AMAR COMO TÚ, QUIERO AMAR HASTA EL FIN COMO TÚ.
OH SEÑOR DALE VIDA A MI AMOR, CON TU VIDA. ℟.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hdya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Alimentados a tu mesa, Señor, te rogamos que, por este sacramento de amor, germinen las semillas que generosamente esparciste en el campo de tu Iglesia, para que sean cada vez mas numerosos los que elijan el camino de servirte en los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Que la paz de Dios, que sobrepasa todo anhelo y esfuerzo humano, custodie su corazón y su inteligencia en el amor y conocimiento de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
℣. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟. Amén.
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
Pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
CANTO DE SALIDA
ME QUEDÉ SIN VOZ CON QUE CANTAR,
Y MI ALMA VACÍA DORMÍA EN SEQUEDAD.
Y PENSÉ PARA MÍ: ME PONDRÉ EN SUS MANOS,
MANOS DE MADRE, ME DEJARÉ EN SU AMOR.
Y TÚ MARÍA, HAZME MUSICA DE DIOS.
Y TÚ MARÍA, ANIMA TU LAS CUERDAS DE MI ALMA.
ALELUYA, AMÉN.
MARÍA ACOMPAÑA TU MI CAMINAR,
YO SOLO NO PUEDO, AYÚDAME A ANDAR.
Y PENSÉ PARA MÍ: ME PONDRÉ EN SUS MANOS,
MANOS DE MADRE, ME DEJARÉ EN SU AMOR. ℟.
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