CELEBRACIÓN
INICIO DEL AÑO JUBILAR
Y APERTURA DE LA PUERTA SANTA
PRESIDIDA POR SU S.E.R
PABLO RUDELLI
ARZOBISPO DE MEDELLÍN
VIII.I.MMXXV
Primera parte:
PEREGRINACIÓN HACIA LA CATEDRAL
RITOS INICIALES
En el día elegido, a la hora marcada, los fieles se reúnen en una iglesia cercana o en otro lugar apropiado, fuera de la iglesia jubilar hacia la cual se dirigirán. Si la concentración está planeada para después del atardecer, se pueden utilizar antorchas o lámparas encendidas.
Los ministros usan ornamentos de color blanco. El Obispo lleva capa
pluvial, que se quitará después de la procesión.
CANTO INICIAL
(Salmo 121)
¡QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON:
"VAMOS A LA CASA DEL SEÑOR"!
YA ESTÁN PISANDO NUESTROS PIES
TUS UMBRALES, JERUSALÉN.
JERUSALÉN ESTÁ FUNDADA
COMO CIUDAD BIEN COMPACTA.
ALLÁ SUBEN LAS TRIBUS,
LAS TRIBUS DEL SEÑOR. ℟.
SEGÚN LA COSTUMBRE DE ISRAEL
A CELEBRAR EL NOMBRE DEL SEÑOR;
EN ELLA ESTÁN LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA,
EN EL PALACIO DE DAVID. ℟.
DESEAD LA PAZ A JERUSALÉN:
"VIVAN SEGUROS LOS QUE TE AMAN,
HAYA PAZ DENTRO DE TUS MUROS,
EN TUS PALACIOS DE SEGURIDAD". ℟.
POR MIS HERMANOS Y COMPAÑEROS,
VOY A DECIR: "LA PAZ CONTIGO"
POR LA CASA DEL SEÑOR, NUESTRO DIOS,
TE DESEO TODO BIEN. ℟.
El obispo, vuelto al pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟. Amén.
El Dios de la esperanza,
que en el Verbo hecho carne
nos llena de toda alegría y paz en la fe, por el poder del Espíritu Santo,
esté con todos ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
El Obispo invita a bendecir y alabar a Dios:
℣. Bendito el Padre: que, enviando su Verbo, lo ha hecho signo de esperanza y sacramento de redención para la humanidad.
℟. Bendito el Señor, nuestra esperanza.
℣. Bendito el Hijo: que, naciendo de la Virgen María, nos ha abierto la puerta de la esperanza a una vida nueva.
℟. Bendito el Señor, nuestra esperanza.
℣. Bendito el Espíritu Santo: que, manifestado en laEncarnación, nos ha hecho herederos por el Bautismo de la esperanza en la vida eterna.
℟. Bendito el Señor, nuestra esperanza.
Después el obispo se dirige al pueblo con estas palabras:
Hermanos y hermanas, el Misterio de la Encarnación de nuestro Salvador
Jesucristo, conservado en la comunión de amor de la Sagrada Familia de
Nazaret, es para nosotros fuente de profunda alegría y de certera esperanza. En
comunión con la Iglesia universal, mientras celebramos el amor del Padre
manifestado en la carne del Verbo hecho hombre y en el signo de la cruz, ancla
de salvación, abrimos solemnemente el Año Jubilar para nuestra Iglesia de Medellín.
Este rito es para nosotros el preludio de una rica experiencia de gracia y
misericordia, siempre dispuestos a responder acualquiera que nos pregunte por la
esperanza que hay en nosotros, especialmente en estos tiempos de guerra y
desorden.
Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza, sea nuestro compañero de viaje
en este año de gracia y consuelo. El Espíritu Santo, que hoy comienza en
nosotros y con nosotros esta obra, la lleve a término hasta el día de Cristo
Jesús.
Terminada la exhortación y tras un breve momento de silencio, el Obispo pronuncia la siguiente oración:
Oh Padre, esperanza que no decepciona, principio y fin de todas las cosas, bendice el inicio de nuestra peregrinación tras la cruz gloriosa de tu Hijo en este tiempo de gracia; venda las heridas de los corazones rotos, afloja las cadenas que nos mantienen esclavos del pecado y prisioneros del odio y concede a tu pueblo la alegría del Espíritu para que camine con renovada esperanza hacia la meta deseada, Cristo tu Hijo y nuestro Señor.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
A continuación, el diácono proclama el Evangelio.
EVANGELIO
(Lc 9,18-22)
Crean en Dios y crean también en mí; yo soy el camino y la verdad y la vida.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Juan.
℟. Gloria a ti, Señor.
En la última Cena, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe su corazón, crean
en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas;
si no, se lo habría dicho, porque me voy a prepararles un lugar. Cuando vaya
y les prepare un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy
yo estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino».
Tomás le
dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí. Si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre. Ahora
ya lo conocen y lo han visto».
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Tras la proclamación del Evangelio, se hace una breve pausa de silencio.
A continuación, un lector lee algunos párrafos de la bula de convocación del
Jubileo:
5. Tal transformación pasa por la misión evangelizadora de la juventud en Internet y en Minecraft, que no se caracteriza solo como una estrategia moderna, sino como una respuesta al llamado de Cristo de “ir y hacer discípulos de todas las naciones” (Mt 28,19). Una misión que adquiere nuevas formas y desafíos, exigiendo creatividad, autenticidad y valentía para testimoniar la fe. Es dentro del universo cibernético donde la juventud asume la misión de ser “antena de esperanza”, como nos invita el Papa Francisco. Así como los primeros apóstoles cruzaron mares y desiertos para anunciar la Buena Nueva, hoy todo chico y chica, joven y señorita, puede atravesar las fronteras virtuales en las olas de Internet, llevando el mensaje del Evangelio a todas las partes del mundo.
Al final de la lectura, el obispo pone incienso en el incensario y el
diácono inicia la procesión con estas palabras:
Hermanos y hermanas, avancemos en nombre de Cristo: camino que conduce
al Padre, verdad que nos hace libres, vida que ha vencido a la muerte.
A continuación comienza la peregrinación a la catedral donde se celebra
la misa. Precede el turiferario con el incensario humeante junto con la cruz
adornada y los ministros con velas encendidas o antorchas a los lados de la
cruz; después el diácono portando el evangeliario, a continuación, el Obispo
y, tras él, los presbíteros, los demás ministros y los fieles con, si es el caso,
antorchas o lámparas encendidas.
Durante la peregrinación, el coro y el pueblo cantan las letanías de los santos
o himnos adecuados o algunos salmos.
Segunda parte:
APERTURA DE LA PUERTA SANTA
Y MOSTRACIÓN DE LA CRUZ
Después de que todos hayan llegado y se hayan acomodado, el obispo, con mitra, se acerca a la Puerta Santa y, con las manos unidas, dice:
℣. Esta es la puerta del Señor.
℟. Los justos entrarán por ella.
℣. Abridme las puertas de la justicia.
℟. Y entraré para dar gracias al Señor.
Entonces el obispo recibe el báculo, golpea tres veces la Puerta Santa, deposita el báculo y la abre. A continuación, recibe nuevamente el báculo y, postrándose de rodillas, reza en silencio durante algunos momentos.
Después, se levanta y concluye:
℣. Entrare en tu casa, Señor: por tu misericordia y tu lealtad. Abridme las puertas de la justicia.
℟. Me postraré hacia tu templo santo.
Frente a la puerta abierta, el obispo toma la cruz que fue llevada en procesión (con la ayuda, si es necesario, de algunos ministros), la levanta y, de cara al pueblo, los invita a venerarla con la siguiente aclamación o con otra semejante:
℣. Salve, cruz de Cristo, única esperanza.
℟. En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.
Tercera parte:
CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA
El Obispo con los ministros se dirige al
presbiterio mientras los fieles ocupan sus lugares en la nave. El diácono,
llegado al altar, deja sobre éste el Evangeliario. La cruz se coloca cerca del altar.
El Obispo, al llegar al presbiterio, se quita la capa pluvial y se pone la casulla.
Besa el altar, lo inciensa junto con la cruz y se dirige a la cátedra.
CANTO DE ENTRADA
(Peregrinos de la Esperanza)
LLAMA VIVA PARA MI ESPERANZA,
QUE ESTE CANTO LLEGUE HASTA TI,
SENO ETERNO DE INFINITA VIDA,
ME ENCAMINO, YO CONFÍO EN TI.
TODA LENGUA, PUEBLOS Y NACIONES
HALLAN LUCES SIEMPRE EN TU PALABRA.
HIJOS, HIJAS, FRÁGILES, DISPERSOS,
ACOGIDOS EN TU HIJO AMADO. ℟.
DIOS NOS CUIDA, TIERNO Y PACIENTE
NACE EL DÍA, UN FUTURO NUEVO.
CIELOS NUEVOS Y UNA TIERRA NUEVA.
CAEN MUROS GRACIAS AL ESPÍRITU. ℟.
UNA SENDA TIENES POR DELANTE,
PASO FIRME, DIOS SALE A TU ENCUENTRO.
MIRA AL HIJO QUE SE HA HECHO HOMBRE
PARA TODOS, ÉL ES EL CAMINO. ℟.
BENDICIÓN Y ASPERSIÓN CON EL AGUA
A continuación, el Obispo invita a la oración
con estas o parecidas palabras:
Queridos hermanos y hermanas, invoquemos a Dios, Padre todopoderoso,
para que bendiga esta agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria
de nuestro bautismo y pidámosle que nosrenueve interiormente.
Todos oran unos instantes en silencio. Después el Obispo, con las manos
extendidas, prosigue:
Dios todopoderoso,
fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo, bendice esta agua, que
vamos a usar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados
y alcanzar la ayuda de tu gracia contra toda enfermedad y asechanza del
enemigo. Concédenos, Señor, por tu misericordia, que las aguas vivas
siempre broten salvadoras, para que podamos acercarnos a ti con el
corazón limpio y evitemostodo peligro de alma y cuerpo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
El obispo se rocía a sí mismo, a los concelebrantes, a los ministros y al
pueblo, atravesando la nave de la catedral. Mientras tanto, se interpreta un canto.
CANTO DE ASPERSIÓN
(Un solo Señor)
UN SOLO SEÑOR, UNA SOLA FE,
UN SOLO BAUTISMO,
UN SOLO DIOS Y PADRE.
LLAMADOS A GUARDAR
LA UNIDAD DEL ESPÍRITU
POR EL VÍNCULO DE LA PAZ,
CANTAMOS Y PROCLAMAMOS. ℟.
LLAMADOS A FORMAR
UN SOLO CUERPO
EN UN MISMO ESPÍRITU
CANTAMOS Y PROCLAMAMOS. ℟.
LLAMADOS A COMPARTIR
UNA MISMA ESPERANZA
EN CRISTO,
CANTAMOS Y PROCLAMAMOS. ℟.
Luego de la aspersión, volviendo a la cátedra, el Obispo dice:
Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebración de
esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del banquete de su reino.
℟. Amén.
GLORIA
(Alrededor de tu mesa)
GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES
QUE AMA EL SEÑOR.
POR TU INMENSA GLORIA TE ALABAMOS,
TE BENDECIMOS,
TE ADORAMOS,
TE GLORIFICAMOS,
TE DAMOS GRACIAS, ℟.
SEÑOR DIOS, REY CELESTIAL,
DIOS PADRE TODOPODEROSO.
SEÑOR, HIJO ÚNICO, JESUCRISTO;
SEÑOR DIOS, CORDERO DE DIOS,
HIJO DEL PADRE; ℟.
TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS;
TÚ QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO,
ATIENDE NUESTRA SÚPLICA;
TÚ QUE ESTÁS SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS; ℟.
PORQUE SÓLO TÚ ERES SANTO,
SÓLO TÚ SEÑOR,
SÓLO TÚ ALTÍSIMO, JESUCRISTO,
CON EL ESPÍRITU SANTO
EN LA GLORIA DE DIOS PADRE. ℟.
AMÉN.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oh Dios, que en la plenitud de los tiempos enviaste a tu Hijo al mundo
como Salvador, te rogamos nos concedas a quienes peregrinarnos en
este mundo que, con la luz de su misterio pascual, nos guíe hasta ti,
nuestra única esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Is 61, 1-3a.6a.8b-9)
El Señor me ha ungido y me ha enviado para darla buena noticia a los pobres,
y darles un perfume de fiesta
Lectura del libro de Isaías.
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque el Señor me ha ungido.
Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres,
para curar los corazones desgarrados,
proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad;
para proclamar un año de gracia del Señor,
un día de venganza de nuestro Dios,
para consolar a los afligidos,
para dar a los afligidos de Sion
una diadema en lugar de cenizas,
perfume de fiesta en lugar de duelo,
un vestido de alabanza en lugar de un espíritu abatido.
Ustedes se llamarán: «Sacerdotes del Señor»,
dirán de ustedes: «Ministros de nuestro Dios».
Les daré su salario fielmente
y haré con ellos un pacto perpetuo.
Su estirpe será célebre entre las naciones,
y sus vástagos entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán
que son la estirpe que bendijo el Señor.
Palabra de Dios
℟. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 88)
℟. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso. ℟.
Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder.
Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora». ℟.
SEGUNDA LECTURA
(Rm 5, 5-11)
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.
Hermanos:
La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida! Y no solo eso,sino que también nos gloriamos en
Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Palabra de Dios
℟. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
(Cf. Lc 4, 18)
℟. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
℣. EL ESPÍRITU DEL SEÑOR, DIOS, ESTÁ SOBRE MÍ:
ME HA ENVIADO PARA DAR LA BUENA NOTICIA A LOS POBRES.
℟. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.
EVANGELIO
(Lc 4,16-21)
Me ha enviado a proclamar el año de gracia del Señor
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.
℟. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acaban de oír».
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego se hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El sacerdote invita a los fieles a orar:
Hermanos y hermanas, dirijamos nuestra oración al Padre, que en
Cristo abre a todos los hombres las puertas de la esperanza y de
la vida.
℟. Escúchanos, Padre de amor.
1. Por la Iglesia universal, para que el Espíritu Santo la guíe
durante este Año Jubilar, y sea para todos los fieles un
camino de renovación, conversión y paz. Roguemos al
Señor. ℟.
2. Por los pueblos y naciones del mundo, para que en este Año
Jubilar crezca en todos el deseo de la paz, el respeto mutuo
y el compromiso con la justicia. Roguemos al Señor. ℟.
3. Por todas las personas que sufren, para que encuentren en
este Año de gracia a Cristo presente en la comunidad
cristiana. Roguemos al Señor. ℟.
4. Por quienes sienten vivificada su esperanza en este Jubileo,
para que vivan con generosidad y alegría, siguiendo los
valores del Evangelio. Roguemos al Señor. ℟.
5. Por nosotros aquí reunidos, para que este Jubileo transforme
nuestros corazones y nos convierta en instrumentos de la paz
y esperanza de Dios en nuestras familias y comunidades.
Roguemos al Señor. ℟.
En silencio presentamos nuestras intenciones.
El sacerdote termina la plegaria universal:
Oh Padre, que nos concedes la alegría de permanecer en tu casa
para cantar la alabanza de tu nombre y sacar fuerzas de tu amor,
ilumina nuestras vidas con tu Espíritu y haznos testigos de la
esperanza evangélica. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFERTORIO
(¿Quién nos separará?)
¿QUIÉN NOS SEPARARÁ DE SU AMOR,
LAS TRIBULACIONES, QUIZÁ LA ESPADA?
NI MUERTE NI VIDA NOS SEPARARÁ
DEL AMOR DE CRISTO, NUESTRO SEÑOR.
¿QUIÉN NOS SEPARARÁ DE SU GRAN PAZ,
LAS PERSECUCIONES, QUIZÁ EL DOLOR?
NINGÚN PODER NOS SEPARARÁ,
DE AQUEL QUE MURIÓ POR NUESTRO AMOR.
¿QUIÉN NOS SEPARARÁ DE SU ALEGRÍA,
QUIÉN PODRÁ APARTARNOS DE SU PERDÓN?
NADIE EN EL MUNDO NOS SEPARARÁ
DE LA VIDA EN CRISTO, NUESTRO SEÑOR.
Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.
Después, de pie en el centro del aftar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Que te sean agradables, Señor,
las ofrendas que ponemossobre tu altar, celebrando con alegría este año
santo, para que, merezcamos ser partícipes de la eternidad de aquél que
con su muerte nos hizo inmortales, Jesucristo, nuestro Señor.
Él, que vive y reina por lossiglos de los siglos.
℟. Amén.
PREFACIO
Cristo, Redentor de los hombres, ayer, hoy y siempre
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas:
En verdad esjusto y necesario, es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Diostodopoderoso y eterno.
por Cristo, Señor nuestro.
El cual, Hijo tuyo engendrado antes de todoslossiglos,
nacido en el tiempo de la Virgen María,
y ungido por el Espíritu Santo,
anunció, en tu nombre, un año de gracia:
el consuelo para los afligidos,
la liberación para los cautivos,
la salvación y la paz para todo el género humano.
Él esla única y verdadera esperanza
que, sobrepasando toda espera,
ilumina todos los siglos.
Por eso, con los ángeles y con todoslossantos,
te alabamos, diciendo sin cesar:
SANTO
(Misa Colombiana)
SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO.
LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA.
HOSANNA EN EL CIELO.
BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR.
HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP:
SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus crea turas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, Junta las manos. que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
CP:
Éste es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.
℟. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1:
Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, [san N.: santo del día o patrono] y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2:
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Clemente, a nuestro Obispo Pablo, al Orden episcopal, a los presbíteros y a este hijo tuyo que ha sido ordenado hoy ministro de la Iglesia, a los demás diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
CP o CC:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.
CORDERO DE DIOS
(Misa Colombiana)
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
DANOS LA PAZ.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
(Simbolo 77)
TÚ ERES MI VIDA, YO NO TENGO MÁS:
TÚ ERES MI ESPERANZA, ERES MI VERDAD;
SIEMPRE EN TU PALABRA YO CAMINARÉ
HASTA QUE TENGA RESPIRO,
HASTA QUE TÚ LO DIGAS.
NO TENDRÉ YA MIEDO
SI A MI LADO ESTÁS;
POR FAVOR TE PIDO: QUÉDATE.
TÚ ERES MI FUERZA, YO NO TENGO MÁS:
TÚ ERES MI PAZ Y MI LIBERTAD,
POR NADA EN LA VIDA ME SEPARARÉ,
CON TU MANO FUERTE
NUNCA TÚ ME DEJARÁS.
DE TODO PELIGRO
ME LIBERARÁS
Y EN TU PENSAMIENTO VIVIRÉ. ℟.
CREO EN TI, SEÑOR, HIJO DE MARÍA,
HIJO ETERNO Y SANTO, DIOS HECHO HUMANO,
MUERTO POR AMOR, SIEMPRE TE AMARÉ,
CON EL PADRE Y CON LOS TUYOS
HAZ HECHO UNIDAD.
¿HASTA CUÁNDO TÚ
VAS A RETORNAR?
VUELVE, OH SEÑOR, OTRA VEZ. ℟.
PADRE DE LA VIDA, YO CONFÍO EN TI;
HIJO SALVADOR, ME ABANDONO EN TI;
ESPÍRITU DE AMOR NOSOTROS TE QUEREMOS,
DESDE MIL CAMINOS NOS LLEVAS A LA UNIDAD;
Y POR MIL CAMINOS,
DONDE TÚ LO QUIERAS,
SEREMOS SEMILLAS DE TU AMOR. ℟.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hdya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Te rogamos, Señor,
que la participación en tu mesa nos santifique para que todas las gentes reciban con gozo, por el sacramento de tu Iglesia,
la salvación que tu Unigénito llevó a cabo en la cruz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
ORACIÓN DEL AÑO SANTO JUBILAR
Todos:
Señor, elevamos nuestros corazones a ti llenos de gratitud por la bendición de los últimos 10 años de nuestra comunidad. Ante ti, reconocemos la importancia de este espacio virtual que une corazones, promueve amistades y fortalece lazos fraternos entre quienes buscan la fe.
Damos gracias, Señor, por cada miembro de esta comunidad, por sus aportes, por el compartir de amor, amistad y alegría que se manifiesta en cada construcción y encuentro virtual. Que el espíritu de solidaridad y compasión siga creciendo entre nosotros, guiándonos por el camino de la fraternidad y el respeto mutuo.
Que bendigas a todos los que trabajan en este ambiente, dedicando su tiempo y esfuerzo a mantener este espacio de evangelización. Concédeles sabiduría, paciencia y discernimiento para guiar a la comunidad por el camino de la paz y la justicia. Que este jubileo sea un hito para un nuevo ciclo de crecimiento espiritual, en el que podamos seguir siendo un faro de fe y esperanza para todos los que encuentran refugio e inspiración en esta comunidad.
Bendícenos, Señor, para perseverar en la construcción de un entorno que refleje tu luz y tu amor. Que nuestras acciones y palabras estén siempre guiadas por tu voluntad, y que seamos testigos, a través de este espacio, de la belleza de la comunión y de la amistad cristiana.
Señor, que durante este jubileo crezca en nosotros el espíritu de solidaridad, para que estemos siempre dispuestos a ayudarnos y apoyarnos unos a otros, especialmente a los que más lo necesitan. Por Cristo nuestro Señor.
Señor, fuente de vida y de verdad, despierta en nosotros el deseo de ser santos. Haznos comprender que esta luz no viene de nosotros, sino de ti. Fórmanos para que seamos testigos del santo Evangelio en todas partes, especialmente en los confines de la tierra. Ayúdanos a crecer en la caridad y a conservarnos en la santidad.
℟. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Después tiene lugar la despedida, el celebrante recibe la mitra y, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
El celebrante dice:
Bendito sea el nombre del Señor.
℟. Ahora y por siempre.
℣. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
℟. Que hizo el cielo y la tierra.
Entonces el celebrante, habiendo recibido el báculo, si lo usa, dice:
℣. La bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo.
℟. Amén.
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
CANTO DE SALIDA
(Santa María del camino)
MIENTRAS RECORRES LA VIDA,
TÚ NUNCA SOLO ESTÁS,
CONTIGO POR EL CAMINO
SANTA MARÍA VA.
//VEN CON NOSOTROS AL CAMINAR,
SANTA MARÍA, VEN.//
AUNQUE TE DIGAN ALGUNOS
QUE NADA PUEDE CAMBIAR,
LUCHA POR UN MUNDO NUEVO,
LUCHA POR LA VERDAD. ℟.
SI POR EL MUNDO LOS HOMBRES
SIN CONOCERSE VAN,
NO NIEGUES NUNCA TU MANO
AL QUE CONTIGO VA. ℟.
AUNQUE PAREZCAN TUS PASOS
INÚTIL CAMINAR,
TÚ VAS HACIENDO CAMINOS:
OTROS LOS SEGUIRÁN. ℟.
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