Libreto | Inauguración del Mes Misionero Arquidiocesano

 

SANTA MISA
INAUGURACIÓN DEL MES MISIONERO ARQUIDIOCESANO

PRESIDIDA POR SU S.E.R
PABLO RUDELLI
ARZOBISPO DE MEDELLÍN
13.09.2024

RITOS INICIALES

CANTO DE ENTRADA
(Que amables son tus moradas)

QUE AMABLES, OH SEÑOR SON TUS MORADAS,
MI ALMA SE CONMUEVE ANTE TUS ATRIOS;
DICHOSO EL CORAZÓN QUE AMA AL DIOS VIVO
// QUE AMABLES, OH SEÑOR SON TUS MORADAS. //

EL AVE ENCUENTRA ALLÍ TIERNO REFUGIO,
LA GOLONDRINA ESCONDE ALLÍ SU NIDO;
YO ENCUENTRO EN TUS ALTARES SEÑOR MÍO
¡QUE AMABLES, OH SEÑOR, SON TUS MORADAS!

FELICES LOS QUE MORAN EN TU CASA,
DICIÉNDOTE CONTINUAS ALABANZAS.
FELIZ EL HOMBRE QUE A TÍ SE CONFÍA
// Y LA IMAGEN DE DIOS LLEVA GRABADA. // ℟.

Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice: 
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
℟. Amén.

La paz esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Humildes y penitentes, como el publicano en el templo, acerquémonos al Dios justo, y pidámosle que tenga piedad de nosotros, ya que también nosotros reconocemos que somos pecadores.

Pausa de silencio.

Se hace una breve pausa en silencio. Después, el sacerdote dice: 
Señor, ten misericordia de nosotros.
℟. Porque hemos pecado contra ti.

El sacerdote prosigue: 
Muéstranos, Señor, tu misericordia. 
℟. Y danos tu salvación. 

Sigue la absolución del sacerdote: 
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. 
℟. Amén.

SEÑOR, TEN PIEDAD
(Misa melódica)

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD

CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD

SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD

ORACIÓN COLECTA

Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice: 
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:  
Oh, Dios, que enviaste al mundo a tu Hijo como luz verdadera, derrama el Espíritu prometido para que siembre continuamente la semilla de la verdad en el corazón de los hombres y suscite en ellos la respuesta de la fe, para que todos, renacidos a una nueva vida por medio del bautismo, lleguen a formar parte de tu único pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA
(Qo 3,1-11)

Cada cosa tiene su momento bajo el cielo

Lectura del libro del Eclesiastés

Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
Tiempo de nacer, tiempo de morir;
tiempo de plantar, tiempo de arrancar;
tiempo de matar, tiempo de sanar;
tiempo de destruir, tiempo de construir;
tiempo de llorar, tiempo de reír;
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar;
tiempo de arrojar piedras, tiempo de recogerlas;
tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;
tiempo de buscar, tiempo de perder;
tiempo de guardar, tiempo de arrojar;
tiempo de rasgar, tiempo de coser;
tiempo de callar, tiempo de hablar;
tiempo de amar, tiempo de odiar;
tiempo de guerra, tiempo de paz.
¿Qué saca el obrero de sus fatigas? Comprobé la tarea que Dios ha encomendado a los hombres para que se ocupen en ella: todo lo hizo bueno a su tiempo, y les proporcionó el sentido del tiempo, pero el hombre no puede llegar a comprender la obra que hizo Dios, de principio a fin.

Palabra de Dios
℟. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
(Sal 144)

℟. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

Bendito el Señor, mi Roca;
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. ℟.

Señor, ¿qué es el hombre
para que te fijes en él?
¿Qué los hijos de Adán
para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. ℟.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
(Ef 4, 5. 6a)

℟. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

℣. UN SEÑOR, UNA FE, UN BAUTISMO.
UN DIOS, PADRE DE TODOS.

℟. ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA.

EVANGELIO
(Lc 9,18-22)

Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

 Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.
℟. Gloria a ti, Señor.

Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos contestaron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó:
«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».
Pedro respondió:
«El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Porque decía:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.

Luego se hace la homilía.

ORACIÓN DE LOS FIELES

El sacerdote invita a los fieles a orar:
Con el corazón lleno de fe y esperanza, elevamos nuestras oraciones a Dios Padre, pidiendo su gracia y fortaleza para vivir con mayor entrega el llamado misionero que hemos recibido en el bautismo.

℟. Te rogamos, óyenos.

1. Por la Iglesia Universal, para que, iluminada por el Espíritu Santo, continúe proclamando con valentía el Evangelio en todos los rincones de la tierra, siendo signo de unidad y esperanza para la humanidad. Roguemos al Señor. ℟.

2. Por el Santo Padre, los obispos, sacerdotes, y todos los misioneros, para que el Señor los acompañe y fortalezca en su labor evangelizadora, y que, a través de su testimonio de vida, más personas puedan conocer y amar a Cristo. Roguemos al Señor. ℟.

3. Por todas las comunidades cristianas, para que se renueven en el espíritu misionero y sientan el llamado a anunciar el Evangelio con alegría y generosidad en sus hogares, trabajos y en cada ámbito de la sociedad. Roguemos al Señor. ℟.

4. Por los jóvenes y las vocaciones misioneras, para que el Señor inspire en ellos el deseo de entregarse a la misión de llevar su mensaje de salvación a todos los confines del mundo, especialmente a aquellos más necesitados de fe y esperanza. Roguemos al Señor. ℟.

5. Por todos nosotros, aquí reunidos, para que este Mes Misionero sea una oportunidad de renovación espiritual, y nos comprometamos con mayor fervor a ser discípulos misioneros, anunciando a Cristo con nuestras palabras y obras. Roguemos al Señor. ℟.

En silencio presentamos nuestras intenciones.

El sacerdote termina la plegaria universal:
Señor Dios, escucha nuestras súplicas y concede a tu Iglesia el don de la unidad y el celo misionero, para que todos los hombres y mujeres puedan conocer la alegría del Evangelio. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.


LITURGIA EUCARÍSTICA

CANTO DE OFERTORIO
(Te ofrecemos, Señor)

TE OFRECEMOS, SEÑOR, 
ESTE PAN Y ESTE VINO,
TE OFRECEMOS TAMBIÉN 
EL AMOR DE NUESTRA VIDA.

//TE OFRECEMOS, SEÑOR, 
LA ALEGRÍA DE AMAR;
TE OFRECEMOS, SEÑOR,
NUESTRA VIDA Y NUESTRO AMOR.//

TE OFRECEMOS, SEÑOR, 
EL AMOR Y LA ESPERANZA,
LOS DOLORES TAMBIÉN 
DE ESTE PUEBLO QUE TE BUSCA. ℟.

TE OFRECEMOS, SEÑOR, 
EL TRABAJO Y LA FATIGA,
NUESTRO PAN, NUESTRA UNIÓN,
NUESTRA SED DE LA JUSTICIA. ℟.

Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.

Después, de pie en el centro del aftar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:  
Mira, Señor, el rostro de tu Cristo, que se entregó a la muerte para redimirnos a todos, a fin de que, por su mediación, sea glorificado tu nombre en las naciones, desde donde sale el sol hasta el ocaso, y se ofrezca en todo el mundo un sacrificio a tu majestad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén. 

PLEGARIA EUCARÍSTICA 
PARA DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS III
Jesús, camino hacia el Padre

℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas:  
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Padre santo, Señor del cielo y de la tierra, por Cristo, Señor nuestro,

Porque creaste el mundo por medio de tu Palabra y lo gobiernas todo con justicia. Nos diste como mediador a tu Hijo, hecho carne, que nos comunicó tus palabras y nos llamó para que lo siguiéramos; él es el camino que nos conduce a ti, la verdad que nos hace libres, la vida que nos colma de alegría.

Por medio de tu Hijo reúnes en una sola familia a los hombres, creados para gloria de tu nombre, redimidos por su sangre en la cruz y marcados con el sello del Espíritu.

Por eso, ahora y siempre, con todos los ángeles proclamamos tu gloria, aclamándote llenos de alegría:

SANTO
(Misa melódica)

SANTO, SANTO, SANTO ES EL SEÑOR, DIOS DEL UNIVERSO.
LLENOS ESTÁN EL CIELO Y LA TIERRA DE TU GLORIA.

HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.

BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR.

HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.


El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP:  
SANTO eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de la vida. Bendito es, en verdad, tu Hijo, que está presente en medio de nosotros cuando somos congregados por su amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: 
CC:
Por eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu Espíritu Santo para que santifique estos dones de pan y vino, 

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y  la Sangre

Junta las manos.
de Jesucristo,  nuestro Señor.

Él mismo, la víspera de su Pasión, en la noche de la Última Cena,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó pan, te bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.

Después prosigue: 
Del mismo modo, acabada la cena, 

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: 
tomó el cáliz, te dio gracias y lo pasó a sus discípulos. 

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice: 
CP:
Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.
℟. Por tu cruz y tu resurrección, nos has salvado, Señor.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice: 
CC:
Por eso, Padre Santo, al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador, a quien por su pasión y muerte en cruz llevaste a la gloria de la resurrección y lo sentaste a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga, y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición.

Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia, en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo que se nos ha confiado, y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor, ser contados ahora y por siempre entre en número de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.

C1: 
Vivifícanos con tu Espíritu, Padre omnipotente, por la participación en estos misterios, y haz que nos configuremos a imagen de Jesús; consolídanos en el vínculo de la comunión con nuestro Papa Juan Pablo VI, y nuestro Obispo Pablocon los demás obispos, presbíteros y diáconos, y con todo tu pueblo.

Haz que los fieles de la Iglesia sepan discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe y se consagren plenamente al servicio del Evangelio. Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres para que participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les mostremos fielmente el camino de la salvación, y con ellos avancemos en el camino de tu reino.

C2: 
Acuérdate de nuestros hermanos (N. y N.), que se durmieron en la paz de Cristo y de todos los difuntos, cuya fe sólo tú conociste: admítelos a contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida en la resurrección.

Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo, concédenos, también, llegar a la morada eterna donde viviremos siempre contigo y allí, con santa María, la Virgen Madre de Dios, con los apóstoles y los mártires, (con san N. santo del día o patrono) y en comunión con todos los santos, te alabaremos y te glorificaremos

Junta las manos. 
por Jesucristo, Señor nuestro.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
CP o CC:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. 
℟. Amén.

RITO DE COMUNIÓN

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.  

Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz os dejo, mi paz os doy», no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. 
Junta las manos. 
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén. 

El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde: 
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu. 

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: 
Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.

CORDERO DE DIOS
(Misa melódica)

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.

CORDERO DE DIOS QUE QUITAS, EL PECADO DEL MUNDO,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ, 
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ,
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ.

El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

CANTO DE COMUNIÓN
(Misión)

QUÉ HERMOSOS EN LOS MONTES Y EN LAS COLINAS Y EN LAS COLINAS,
LOS PIES DEL MENSAJERO QUE VA DE PRISA, QUE VA DE PRISA.
LLEVA DENTRO LA TIENDA PARA SU ABRIGO,
EL SECRETO DEL REINO, LA PAZ DE CRISTO.

DONDE QUIERA QUE VAYAS YO ESTOY CONTIGO, YO ESTOY CONTIGO,
LEVÁNTATE NO TEMAS QUE YO TE ENVÍO, QUE YO TE ENVÍO.

YO NO TENGO PALABRAS, YO SOY UN NIÑO, YO SOY UN NIÑO,
TU VERDAD ME HACE LIBRE, PERO NO ATINO, PERO NO ATINO,
A DECIR TUS SECRETOS, NI TUS CAMINOS,
NI A REVELAR TU ROSTRO MIENTRAS TE SIGO.. ℟.

TÚ PUSISTE EN MIS MANOS GRANO Y VACÍO, GRANO Y VACÍO,
HERRAMIENTA Y FATIGA, PAN Y VASIJA, PAN Y VASIJA.
TÚ PUSISTE LA LLUVIA Y EL SOL FECUNDO
Y LA CUENTA INFINITA DE TUS GAVILLAS. ℟.

SIEMPRE ESTOY COMENZANDO NUEVA TAREA, NUEVA TAREA,
PORQUE TÚ ME ACOMPAÑAS Y TÚ ME GUÍAS, Y TÚ ME GUÍAS.
PORQUE TÚ ME LO MANDAS PARA QUE SEA
UN GRANO DE PALABRA, DE VIDA NUEVA. ℟.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hdya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Alimentados por estos dones de nuestra redención, te suplicamos, Señor, que, con este auxilio de salvación eterna, progrese siempre la fe verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.

ORACIÓN DEL AÑO SANTO JUBILAR

Todos: 
Señor, a ti elevamos nuestros corazones llenos de gratitud/ por la bendición de los últimos 10 años de nuestra comunidad./ Ante ti, reconocemos la importancia de este espacio virtual/ que une corazones, promueve amistades y fortalece lazos fraternos/ entre los que buscan la fe./ Tú que eres amigo de los jóvenes, guíanos en este jubileo/ para que podamos ser verdaderos testigos de tu amor y de tu verdad,/ inspirando a otros jóvenes a seguir tus pasos./ Por Cristo nuestro Señor.
℟. Amén.


RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN

Después tiene lugar la despedida, el celebrante recibe la mitra y, extendiendo las manos, dice:  
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu. 

El celebrante dice:
Bendito sea el nombre del Señor.
 ℟. Ahora y por siempre.

℣. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
℟. Que hizo el cielo y la tierra.

Entonces el celebrante, habiendo recibido el báculo, si lo usa, dice:
℣. La bendición de Dios todopoderoso, Padre , Hijo , y Espíritu ✠ Santo.
℟. Amén.

Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
Glorifiquen al Señor con su vida. Pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.

Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.

CANTO DE SALIDA
(Himno a la Candelaria)

GLORIOSA VIRGEN DE LAS CANDELAS, 
EXCELSA REINA, MADRE DE DIOS, 
ERES ALIVIO DE NUESTRAS PENAS,
ERES CONSUELO EN LA AFLICCIÓN.

LLENA DE GRACIA Y SEÑORÍO
ERES PRINCIPIO DE FE Y AMOR,
ENTRE EN TUS MANOS, QUEREMOS MADRE,
LLEGAR SEGUROS A NUESTRO DIOS.

ERES DEL MUNDO LA FLOR MÁS BELLA, 
ERES DEL CIELO GOZO Y FULGOR.
DEL FIRMAMENTO, DEL MAR ESTRELLA,
DE NUESTRAS ALMAS MADRE DE AMOR. ℟.

SI POR EL MUNDO LOS HOMBRES 
SIN CONOCERSE VAN,
NO NIEGUES NUNCA TU MANO 
AL QUE CONTIGO VA. ℟.

PORTAN TUS MANOS FUEGO Y TERNURA,
LA ANTORCHA VIVA Y AL NIÑO DIOS.
QUE ALUMBREN ELLOS NUESTRA ANDADURA
DE LA ESPERANZA, DE LA ILUSIÓN. ℟.


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