LIBRETO
ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
MISA DE LA VIGILIA
PRESIDIDA POR SU SANTIDAD
JUAN PABLO VI
14.08.2024
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
HIJA DE SIÓN, ALÉGRATE
PORQUE EL SEÑOR ESTÁ EN TI, SALVADOR Y REY
Álzate y resplandece porque viene tu luz,
sobre ti se alza la Gloria del Señor.
Mientras las tinieblas se extienden por la tierra
y yacen los pueblos en densa oscuridad. ℟.
Hacia tu luz caminan las naciones
y los reyes al fulgor de tu aurora,
alza los ojos y mira en torno tuyo,
todos tus hijos vienen a Ti. ℟.
Verás todo esto radiante de gozo,
te llenarás de emoción,
porque te llegan las vivezas de las gentes
y vienen a Ti los tesoros del mar. ℟.
Ya no será el sol tu luz en el día,
ni te alumbrará la claridad de la luna
porque el Señor será tu luz eterna
y tu belleza será tu Dios. ℟.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟. Amén.
La paz esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Pausa de silencio.
todos dicen en común la fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Sigue la absolución del sacerdote:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
℟. Amén.
SEÑOR, TEN PIEDAD
Señor, Señor ten piedad,
Señor, Señor ten piedad.
SEÑOR, SEÑOR TEN PIEDAD,
SEÑOR, SEÑOR TEN PIEDAD.
Cristo, Cristo ten piedad,
Cristo, Cristo ten piedad.
CRISTO, CRISTO TEN PIEDAD,
CRISTO, CRISTO TEN PIEDAD.
Señor, Señor ten piedad,
Señor, Señor ten piedad.
SEÑOR, SEÑOR TEN PIEDAD,
SEÑOR, SEÑOR TEN PIEDAD.
GLORIA
GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES
QUE AMA EL SEÑOR, QUE AMA EL SEÑOR.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias, ℟.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; ℟.
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; ℟.
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. ℟.
AMÉN.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Oh, Dios, que al mirar la humildad de la bienaventurada Virgen María, la ensalzaste con la gracia de que tu Unigénito naciese de ella según la carne, y en este día la has coronado con la más excelsa gloria; concédenos, por su intercesión, ser glorificados por ti los que hemos sido salvados por el misterio de la redención.
Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(1 Crón 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2)
Llevaron el Arca de Dios y la colocaron en el centro de la tienda que David le había preparado
Lectura del primer libro de las Crónicas.
En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todo Israel para subir el Arca del Señor al lugar que le había preparado. Reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas.
Luego los levitas levantaron el Arca de Dios tal como lo había mandado Moisés por orden del Señor: apoyando los varales sobre sus hombros.
David mandó a los jefes de los levitas emplazar a los cantores de sus familias con instrumentos musicales —arpas, cítaras y platillos— para que los hiciesen resonar, alzando la voz con júbilo.
Llevaron el Arca de Dios y la colocaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Dios. Cuando David acabó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 131)
℟. Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder.
Oímos que estaba en Efratá,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. ℟.
Que tus sacerdotes se vistan de justicia,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. ℟.
Porque el Señor ha elegido a Sion,
ha deseado vivir en ella:
«Esta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo». ℟.
SEGUNDA LECTURA
(1 Cor 15, 54-57)
Nos da la victoria por medio de Jesucristo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.
Hermanos:
Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:
«La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?».
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley.
¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Lc 11, 27-28)
Bienaventurado el vientre que te llevó.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.
℟. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba hablaba a la gente, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego se hace la homilía.
PROFESIÓN DE FE
Terminada la homilía, cuando está prescrito, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pílato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reíno no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El sacerdote invita a los fieles a orar:
Con gozo y confianza, presentamos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, por intercesión de María, asunta al cielo:
℟. Escucha Padre nuestra oración.
1. Por la Iglesia, que peregrina por este mundo con la esperanza de la gloria que un día se nos descubrirá; en comunión con María, Madre de la Iglesia. Roguemos al Señor. ℟.
2. Por la unión de las Iglesias, divididas por el pecado; en comunión con María, Madre de todos los creyentes en Cristo. Roguemos al Señor. ℟.
3. Por los jóvenes, para que descubran a Dios presente en sus vidas, imiten los ejemplos de vida de María y muchos de ellos se decidan a entregar su vida a Dios. Roguemos al Señor. ℟.
4. Por los enfermos, los moribundos y por todos los que se encuentran en cualquier necesidad; en comunión con María, salud de los enfermos y consuelo de los afligidos. Roguemos al Señor. ℟.
5. Por nosotros, que nos disponemos a celebrar la liturgia de la mesa eucarística, anuncio del banquete del reino eterno; en comunión con María, intercesora nuestra ante su Hijo Jesús. Roguemos al Señor. ℟.
En silencio presentamos nuestras intenciones.
El sacerdote termina la plegaria universal:
Tú, Señor, que te has dignado ensalzar a la Virgen María glorificándola en cuerpo y alma: escucha nuestras oraciones concédenos en tu bondad cuanto te hemos pedido con fe.
Por Jesucristo nuestro Señor.
℟. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFERTORIO
BENDITO ERES TÚ, SEÑOR,
BENDITO TU SANTO NOMBRE.
ALELUYA, ALELUYA.
Tú que has hecho el cielo y la tierra,
Dios grande, Dios excelso,
Tú, Rey poderoso, bendito eres Tú. ℟.
Tú que eres nuestro salvador.
Tú que nos das gozo y vida.
Tú Dios Santo, bendito eres Tú. ℟.
Tú que eres grande en el amor,
Tú, Dios de misericordia,
Tú, Dios clemente, bendito eres Tú. ℟.
Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, inciensa al sacerdote y al pueblo.
Después, de pie en el centro del aftar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, Sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, que celebramos en la Asunción de la santa Madre de Dios, para que nos merezca el perdón y nos mantenga en perpetua acción de gracias.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
PREFACIO
La gloria de la Asunción de María
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque hoy ha sido elevada a los cielos la Virgen, Madre de Dios; ella es figura y primicia de la Iglesia, que un día será glorificada; ella es ejemplo de esperanza segura y consuelo del pueblo peregrino.
Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la que, de modo admirable, concibió en su seno al autor de la vida, tu Hijo encarnado.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te alabamos proclamando llenos de alegría:
SANTO
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO,
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
Bendito, bendito el que viene en nombre del Señor.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO,
HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP:
SANTO eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus crea turas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que se conviertan en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, Junta las manos. que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
CP:
Éste es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.
℟. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1:
Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, [san N.: santo del día o patrono] y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2:
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa Juan Pablo VI, a nuestro Obispo Pablo, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
CP o CC:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos, alidde:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Dense fraternalmente la paz.
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD, TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
TEN PIEDAD, TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
DANOS, DANOS LA PAZ, LA PAZ.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
Salve, Madre,
en la tierra de mis amores
te saludan los cantos
que alza el amor.
Reina de nuestras almas,
flor de las flores,
muestra aquí
de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo
te aman mejor.
Virgen Santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía,
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentare,
todo mi amor para ti,
mas si mi amor te olvidare,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare
tú no te olvides de mí.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hdya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Después de participar de la mesa celestial, imploramos tu misericordia, Señor Dios nuestro, para que quienes celebramos la Asunción de la Madre de Dios nos veamos libres de todos los males que nos acechan.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Si es oportuno, el sacerdote o diácono dice:
Inclínense para recibir la bendición.
℣. Dios que en su providencia amorosa quiso salvar al género humano por el fruto bendito del seno de la Virgen María, los colme de sus bendiciones.
℟. Amén.
℣. Que los acompañe siempre la protección de la Virgen, por quien han recibido al Autor de la vida.
℟. Amén.
℣. Y a todos ustedes, reunidos hoy para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor les conceda la alegría del Espíritu y los bienes de su reino.
℟. Amén.
℣. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.
℟. Amén.
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
Pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
CANTO DE SALIDA
Hija del pueblo, María,
de un pueblo de vino y pan,
eres morena y hermosa
como el sol brilla tu faz.
Dios, al pasar por tu lado,
toda la gracia te dio.
HIJA DEL PUEBLO, MARÍA,
MADRE DEL HERMOSO AMOR.
Tiempo era de primavera,
tiempo feliz para amar,
los ríos del Paraíso
vieron tu blanco mirar.
Dios te vistió de oro y plata,
Reina de la creación. ℟.
Te ha dado la flor del trigo
y el fruto del olivar.
De la tierra prometida,
leche y miel te saciará.
Ha colocado su sello
dentro de tu corazón. ℟.
Eres jardín reservado,
junto a la Casa del Pan,
fuente que mana abundante
el agua de la eternidad.
Brote del tronco bendito
del que la Vida nació. ℟.
Lámpara siempre encendida,
amas y esperas a Dios,
y Él siembra en Ti la semilla
que nos dará el Salvador.
Salve oh llena de gracia,
Salve oh Madre de Dios. ℟.
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