LIBRETO
FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ,
PATRONA DE COLOMBIA
FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ,
PATRONA DE COLOMBIA
09.07.2024
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
HIJA DE SIÓN, ALÉGRATE
PORQUE EL SEÑOR ESTÁ EN TI, SALVADOR Y REY
Álzate y resplandece porque viene tu luz,
sobre ti se alza la Gloria del Señor.
Mientras las tinieblas se extienden por la tierra
y yacen los pueblos en densa oscuridad. ℟.
Hacia tu luz caminan las naciones
y los reyes al fulgor de tu aurora,
alza los ojos y mira en torno tuyo,
todos tus hijos vienen a Ti. ℟.
Verás todo esto radiante de gozo,
te llenarás de emoción,
porque te llegan las vivezas de las gentes
y vienen a Ti los tesoros del mar. ℟.
Ya no será el sol tu luz en el día,
ni te alumbrará la claridad de la luna
porque el Señor será tu luz eterna
y tu belleza será tu Dios. ℟.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan
con la señal de la cruz, mientras el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
℟. Amén.
La paz esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a
los fieles, diciendo:
Humildes y penitentes,
como el publicano en el templo,
acerquémonos al Dios justo,
y pidámosle que tenga piedad de nosotros,
ya que también nosotros reconocemos
que somos pecadores.
Pausa de silencio.
todos dicen en común la
fórmula de la confesión general:
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mí gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.
Sigue la absolución del sacerdote:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
℟. Amén.
SEÑOR, TEN PIEDAD
Señor ten piedad de nosotros
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
de nosotros Señor ten piedad
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
Cristo ten piedad de nosotros
CRISTO TEN PIEDAD DE NOSOTROS
de nosotros señor ten piedad
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
Señor ten piedad de nosotros
SEÑOR TEN PIEDAD DE NOSOTROS
de nosotros Señor ten piedad
DE NOSOTROS SEÑOR TEN PIEDAD
GLORIA
GLORIA A DIOS EN EL CIELO,
Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES
QUE AMA EL SEÑOR.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias, ℟.
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo;
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre; ℟.
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; ℟.
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre. ℟.
AMÉN.
ORACIÓN COLECTA
Terminado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de
tiempo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta:
Padre nuestro, que en tu solicitud amorosa has querido favorecer a nuestra patria, dándonos en Chiquinquirá un signo de tu presencia; por la intercesión poderosa de la Santísima Virgen Maria, cuyo patrocinio hoy celebramos, concédenos crecer en la fe y lograr nuestro progreso por caminos de justicia y de paz.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
(Ef 1, 3-6. 11-12)
Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él hemos heredado también
los que ya estábamos destinados por decisión
del que lo hace todo según su voluntad,
para que seamos alabanza de su gloria
quienes antes esperábamos en Cristo.
Palabra de Dios.
℟. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 112)
℟. ¡Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre!
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre. ℟.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo. ℟.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar el cielo y la tierra? ℟.
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para sentarlo entre los príncipes,
entre los nobles de su pueblo. ℟.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
(Lc 1, 28)
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
Alégrate, María, llena de gracia,
el Señor está contigo;
bendita tú eres entre las mujeres.
℟. Aleluya, aleluya, aleluya.
EVANGELIO
(Lc 11, 27-28)
Bienaventurado el vientre que te llevó.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
✠ Lectura del Santo Evangelio según san Lucas.
℟. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba hablaba a la gente, aconteció que una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
℣. Palabra del Señor.
℟. Gloria a ti, Señor Jesús.
Luego se hace la homilía.
ORACIÓN DE LOS FIELES
El sacerdote invita a los fieles a orar:
Al celebrar hoy a la Bienaventurada Virgen María, Madre del Salvador y Reina de Colombia, elevemos con fe nuestras plegarias al Padre, quien realiza maravillas en favor de su pueblo y digámosle suplicantes:
℟. Que nuestra Madre y Señora interceda por nosotros.
1. Por la Iglesia que peregrina en Colombia. Para que los pastores, los religiosos y los laicos, unidos en la misma fe y como hijos de una misma patria, reavivemos cada día el deseo de seguir y anunciar a Cristo. Oremos. ℟.
2. Por los gobernantes de nuestra nación. Para que sepan regir los destinos de este país trabajando por la unidad y la concordia, estableciendo los necesarios caminos de diálogo y buscando ayudar a los más necesitados. Oremos. ℟.
3. Por Colombia, especialmente en medio de las dificultades sociales y sanitarias de estos tiempos. Para que la intercesión de Nuestra Madre de Chiquinquirá nos ayude a progresar como nación y a vivir en la paz que Dios nos quiere otorgar. Oremos. ℟.
4. Por todos los colombianos que sufren por la enfermedad, el desempleo, la pobreza y la frustración de sus proyectos. Para que puedan recibir el consuelo, el apoyo y la caridad necesaria para superar sus dificultades. Oremos. ℟.
5. Por nosotros, reunidos para celebrar el gozo de la presencia maternal de María Santísima en nuestra nación. Para que siguiendo su testimonio y pidiendo su protección, seamos, como ella, Bienaventurados por vivir la Palabra de Dios. Oremos. ℟.
En silencio presentamos nuestras intenciones.
El sacerdote termina la plegaria universal:
Atiende, Dios todopoderoso, las plegarias de tu Iglesia suplicante, pues las pone bajo el patrocinio de Santa María Virgen Madre de tu Hijo y Reina de Colombia. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
CANTO DE OFERTORIO
BENDITO ERES TÚ, SEÑOR,
BENDITO TU SANTO NOMBRE.
ALELUYA, ALELUYA.
Tú que has hecho el cielo y la tierra,
Dios grande, Dios excelso,
Tú, Rey poderoso, bendito eres Tú. ℟.
Tú que eres nuestro salvador.
Tú que nos das gozo y vida.
Tú Dios Santo, bendito eres Tú. ℟.
Tú que eres grande en el amor,
Tú, Dios de misericordia,
Tú, Dios clemente, bendito eres Tú. ℟.
Inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. Después el diácono, u otro ministro, incien.a al sacerdote y al pueblo.
Después, de pie en el centro del aftar, de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que, trayendo al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
℟. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Luego el Sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas:
Concédenos, Señor, que el mismo Espíritu Santo que fecundó a María, la Virgen Madre, santifique estos dones que hemos colocado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
PREFACIO
La Maternidad de la Bienaventurada Virgen Maria
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios omnipotente y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la fiesta de Santa Maria, siempre virgen. Porque ella concibió a tu único Hijo por obra del Espiritu Santo, y conservando la gloria de su virginidad, hizo resplandecer sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.
Por Él, los Ángeles y los Arcángeles alaban tu majestad, te adoran las Dominaciones, se estremecen las Potestades. Te celebran, unidos en la alegria, los cielos, las Virtudes celestiales y los santos Serafines. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
SANTO
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu Gloria.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA EN EL CIELO.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
SANTO eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus crea turas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de manera que se conviertan
en el Cuerpo ✠ la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo
adora haciendo genuflexión.
Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora
haciendo genuflexión.
Luego dice:
Éste es el Misterio de la fe.
Cristo nos redimió.
℟. Cada vez que comemos de este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor,
hasta que vuelvas.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo
un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1: Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José,
los apóstoles y los mártires,
[san N.: santo del día o patrono]
y todos los santos, por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2: Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa N.,
a nuestro Obispo N ., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva y dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con
las manos juntas, dice:
El amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado;
digamos con fe y esperanza:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
℟. Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy",
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo y juntando las manos,
alidde:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Dense fraternalmente la paz.
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios que quitas, el pecado del mundo,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS,
TEN PIEDAD DE NOSOTROS.
Cordero de Dios que quitas, el pecado del mundo,
DANOS LA PAZ, DANOS LA PAZ,
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ,
DANOS DANOS, DANOS LA PAZ.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo
un poco elevado sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con
voz clara:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
℟. Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
CANTO DE COMUNIÓN
Como una tarde tranquila
como un suave atardecer,
era tu vida sencilla
en el pobre Nazareth,
y en medio de aquel silencio
Dios le hablaba al corazón.
VIRGEN MARÍA, MADRE DEL SEÑOR
//DANOS TU SILENCIO Y PAZ
PARA ESCUCHAR SU VOZ.//
Enséñanos, Madre Buena
como se debe escuchar,
al Señor cuando nos habla,
en una noche estrellada,
en la tierra que dormía
hoy descansa en su bondad. ℟.
Y sobre todo María,
cuando nos habla en los hombres
en el hermano que sufre,
en la sonrisa del niño,
en la mano de un amigo,
y en la paz de una oración. ℟.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se hdya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la Comunión:
Señor, Dios nuestro, te pedimos que habiendo proclamado en este admirable sacramento la muerte y resurrección de tu Hijo, asociados a los dolores de su pasión, podamos también participar en la gloria de su triunfo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
℟. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICIÓN
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
Si es oportuno, el sacerdote o diácono dice:
Inclínense para recibir la bendición.
℣. Que Dios, cuya providencia amorosa quiso redimir benignamente al género humano por medio de su Hijo santísimo nacido de la Virgen María, los colme de sus bendiciones.
℟. Amén.
℣. Que experimenten siempre y en t odo lugar la protección de la Virgen María, por quien merecieron ustedes recibir al autor de la vida.
℟. Amén.
℣. Que a todos ustedes, que se han reunido hoy aquí para celebrar con devoción esta fiesta de María, el Señor les conceda los goces espirituales y los premios del cíelo.
℟. Amén.
℣. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y Espíritu ✠ Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
℟. Amén.
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
Pueden ir en paz.
℟. Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo. Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
//REINA DE COLOMBIA
POR SIEMPRE SERÁS
ES PRENDA TU NOMBRE
DE JÚBILO Y PAZ//.
La nación entera con culto filial
Tus glorias pregona, tu imagen venera
Y en tu honor entona un himno triunfal
Y en tu honor entona un himno triunfal. ℟.
Desde tu Santuario a nosotros ven
Pues eres la alegría, Virgen del Rosario
Con corona regia ceñirán tu sien.
Con corona regia ceñirán tu sien. ℟.
A tu paso extiende su invicto pendón
La patria querida que hoy te da en ofrenda
La noble acogida del corazón.
La noble acogida del corazón. ℟.
A tal Soberana jurando lealtad,
Hijos de la hermosa tierra colombiana
Con voz fervorosa sus triunfos cantad.
Con voz fervorosa sus triunfos cantad.℟.